lunes, 28 de enero de 2013

Recuerdos del futuro

Quién no ha oído decir a su madre: "yo con tu edad tuve una falda como esa", o "cuando conocí a tu padre llevaba un traje y una corbata como las tuyas".
 
Al principio no te lo crees, tú, que te sientes tan moderna con ese flequillo y esa chaqueta, o que crees que estás inventando el cardado, la falda lápiz y la cintura de avispa; miras asombrada las fotos que, con una velocidad del rayo y sin saber tú de dónde, te ha sacado para que veas. Y tienes que admitir que es verdad, que tu madre también llevaba shorts, waifarers y clutchs.






Luego te explica que los tejidos van cambiando, que los estampados también, que ahora hay nuevos materiales, técnicas...; pero ya no hay remedio,  ha acabado de un plumazo con tu ilusión de ser original, innovadora y rompedora. Aunque sólo sea momentáneamente.


Porque sí, al fin reconoces que, aunque con matices, "las modas vuelven". Pero te resistes a asumir el "todo está inventado", porque una cosa es la inspiración, las influencias y las tendencias y otra afirmar que no hay nada nuevo bajo el sol.
 

Los primeros que cambiamos somos nosotros. Por eso, porque miramos con ojos nuevos las creaciones de los artistas anteriores nos impresionan, las admiramos, las estudiamos y, finalmente, las reinventamos y actualizamos. Ha ocurrido desde siempre en todas las artes, desde la arquitectura a la poesía y, cómo no, también en joyería.
Y Marduk ha querido hacer su particular homenaje a la cultura mesopotámica creando joyas inspiradas en su escritura, relieves o cerámica:




 Como estas de la colección Susa, esmaltadas a fuego o acabadas en óxido, que, inspiradas en la cerámica de aquella época, recuerdan, por la simplificación del trazo, a los dibujos de Picasso.

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